En la política no hay muertos,
pero sí zombis, que deambulan marcando un paso inestable en búsqueda de una
persona que esté “políticamente” viva para alimentarse de ella. Hoy las “vacas
sagradas” de la Concertación (mal llamada oposición), le ponen una bombilla a
la figura de Michelle Bachelet y desde ahí succionan maná político para mantener palpitando un corazón que por sí sólo
ya no da más. Así tenemos a líderes zombis como Escalona diciendo que la
Alianza perdió en las municipales recién pasadas por el liderazgo de la fuente
de energía Bachelet. Como ex candidato a alcalde humanista por Concepción me
tocó ver cómo el candidato de las familias zombis posaba en la propaganda con la presidenciable
y hasta reconocía públicamente que si ganaba él, se estaba pavimentando el
retorno de la santa a las tierras que le vio nacer.
En este contexto la Alianza no se
atreve a hablar mal de una santa ¿quién lo haría? Además, y perdonen lo poco
elegante, pero tenemos un país mamón,
cansado de figuras patriarcales duras, que desea acurrucarse en los brazos contenedores
de una madre. A la mamá se le perdona todo; que haya privatizado el mar
(artículo 81 bis ley de pesca), que haya reaccionado ineficientemente una vez
ocurrido el terremoto y tsunami, que le hayan metido el dedo en la boca con el
Transantiago, son detalles, nadie quiere morir políticamente hablando mal de
una buena madre, carismática y cercana. Quizás ahora mismo esté escribiendo mi
propio harakiri político.
¿Por qué me da lo mismo que salga
la señora Santa o alguna figura de la derecha del los 80 pasada por cloro?,
porque nuestro escenario político es bipolar, primero la ciudadanía votó en
contra de Pinochet después de 17 años de dictadura, luego votó en contra de la
Concertación luego de 20 años de dictablanda
y ahora se vota en contra Piñera pasado casi 3 años de (mal) gobierno. Al final,
una importante masa ciudadana entiende a la ConcertAlianza como una masa
uniforme de intereses económicos que cambia de cara según el ánimo del pueblo
chileno, polis que hoy además se
abstiene en un gran porcentaje de participar en las elecciones dejando que el 1/3 más politizado tome
las decisiones, pues claro, para qué voy a votar si todo sigue igual
independientemente de quién esté al mando del buque.
Esto es más amplio incluso, algunos "díscolos" de izquierda que intentaron hacer camino por su cuenta con ventilador prendido al irse de su bloque político, volvieron a hacerle cariño a la Concertación y por lo mismo a Bachelet, pues saben que las fichas hay que ponerlas ahí, uno porque sabe que necesita de ellos para ser reelecto como senador y el otro porque cruza los dedos que, si no viene la madre de todos los chilenos, él podría ser el "sobrino buena" onda que podría reemplazarla para las presidenciales. Hoy la política es llegar al poder, los cómo dan lo mismo, la incoherencia es un requisito para trepar y mantenerse.
No sé si Michelle Bachelet tomará
el timón del Titanic, pensando además que sus oficiales de mando son zombis que
se mantienen vivos a costa de ella, los mismos que alguna vez la dejaron sola
cuando su gobierno se puso cuesta arriba, los mismos que durante 20 años le han
desarrollado una alergia política a los 2/3 del país, los mismos que han
administrado el modelo “guzmaniano” de la sociedad chilena… quizás no sea sólo
una santa madre, sino también una mártir.
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