viernes, 4 de septiembre de 2009

Araucanía, la tierra que no descanza.

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Hace tiempo que vengo observando e inmediatamente analizando el llamado "conflicto mapuche". Creo que a pesar que no me pierdo reportaje, entrevista y lectura sobre las diferencias político-sociales entre el declarado pueblo mapuche y el resto de la comunidad nacional, aún no logro desentrañar la madeja de lana tan bien enredada por las malas políticas de conquista por una parte y de -integración- por otras que ya suman 500 años de tropezones, engaños y fundamentalismos patéticos.
Por lo mismo, y mal justificado por lo anterior, daré una opinión desde el vientre mismo de mis pareceres inmaduros sobre el pueblo Mapuche y el pueblo Chileno.
Quiero partir diciendo que el nombre de mi blog está en mapudungún o mazungun (aún no hay acuerdos) y en español, con esto, integro plenamente en mi ser los que considero yo mis orígenes ancestrales, mis genes mezclados son la tierra fértil, de lo que fui, soy y seré y vivo con orgullo el meztizaje.
Ahora bien, la inercia de las sociedades, sus evoluciones y cambios para bien o para mal, cual aluvión de tierra y agua cerro abajo, arrastra muchas veces cuanto haya a su paso cambiando completamente los escenarios previos. Las sociedades y sus cambios, son procesos casi imparables, masas de idiotizados e ilustrados en complicidad bogan por cambios en las formas de vivir, sobrevivir y de relacionarse entre ellos, así ha sido siempre y no sé como irá a ser de otra manera. Ante esta resiganción histórica, no nos queda más que aprender a desarrollar procesos humanistas y valóricos de trasformación prudente y atraumática de nuestras costumbres o de estratégica acomodación, sin modificaciones de los hábitos particulares, ante los nuevos avatares.

La cultura mapuche, es un pueblo construido desde una base hitórico-cultural no occidental y eso es pilar fundamental para acceder a ellos con respeto, entendimiento y paz. Presentan su propia consmovisión de sus orígenes y de su relación con la naturaleza, es una sociedad no monetizada en sus inicios, politeísta, de familia y de belicosidad asumida. Así lo supieron los Incas y los españoles "invasores".

Los procesos históricos, aunque suene idiota decirlo, son irreversibles y prácticamente no remendables en su totalidad. La humanidad ancestro-territorial y occidental es imperfecta en sus orígenes mismos y la reparación de daños ocurridos en los procesos evolutivos de las sociedades en su totalidad es una utopía mayúscula, dado que los intereses de ambos mundos son opuestos o divergentes por decirlo de una menera de menos choque.

El resentimiento que presenta el pueblo mapuche no es gratuito, ni paranoico, si no que es producto de un -hacer todo mal-, con participación de cada uno de los involucrados en los hechos, digo esto no con la finalidad de buscar culpables, si no para que carguemos todos con una parte del muerto. Sólo así, entre culpas mutuas y reconocimientos, se crearán bases de trabajo que sustenten políticas a futuro. ¿Podremos controlar los egos y los orgullos tan poco prácticos?

Creo a pie juntos que se está haciendo todo mal, de parte del Gobierno y de los grupos violentistas mapuches. Acá entramos a chocar con la cabezas duras de ambos bandos. Esa es la primera barrera a vencer. No sacamos nada con hablar si no nos queremos escuchar y menos tener la voluntad de ceder. La política es el arte del entendimiento, que no es otra cosa que saber que se puede y no se puede transar, y acá es donde la razón y la estrategia intelectual es jefe de batalla, y no la violencia represiva o la violencia defensiva.

El camino va por sumar apoyo, informar, explicar y ser paciente. Muchas personas sienten "simpatía" por las demandas mapuches pero reprochan la forma violenta de algunas comunidades, ya sea en defensa o ataque. Acá si, tengo algo muy claro, los medios de prensa son "amiguis" del gobierno, y los millones van y vienen entre ellos, por lo tanto el sesgo comunicacional a nivel masivo es horrorso. ¿Qué podemos hacer al respecto? idear estrategias alternativas que tenga un discurso educativo, empático y emocional mediante las redes virtuales, personas afines a las demandas (como yo) y/o otros medios que siembren cercanía con los habitantes comunes y corrientes y que den una cosecha a futuro de apoyo social. Con presión social se logran cambios profundos y una alianza con los orígenes del poder democrático, el pueblo chileno.

Si siguen quemando casas y camiones sólo le dan material al gobierno para desprestigiar aún más al pueblo mapuche, debemos ser inteligentes y pacientes.

Otro punto a considerar es lo difícil de poder moverse dentro de los canales legales, esta constitución que nos rige, es antidemocrática, consevadora, diseñada para el empate y para la producción de bienes y servicios a destajo. Debemos buscar un camino en paralelo y acá es donde hay que ponerle sesos a la cosa.

Los estudiantes mapuches en las universidades nacionales, son un medio poderoso de futuras generaciones preparadas para enfrentar los desafíos de integración que depara el futuro y que nos ocupa el presente. Eso sí, las comunidades escolares y universitarias no son inteligentemente consideradas por el gobierno y eso es una torpeza gigante. Para duelos legales en cortes internacionales, para comunicar eficientemente a la comunidad por medios alternativos y sumar apoyo social a las demandas, hay que dejar los palos y las molotov de lado y tomar los libros y las emociones colectivas, para llegar a buen puerto.

Las vías tradicionales de protestas en las calles mientras sean pacíficas, creativas y culturales, son armas sociales válidas, potentes y profundas en nuestra historia. Pero gritos o consignas que aluden a muerte, "ni cagando" y otras frases disonantes con lo bello de lo solicitado, hace un desacople entre el que escucha y el que grita.

Para sentir empatía por las demandas del pueblo mapuche, hay que estudiar, y eso no lo hace la población en su conjunto. La maldita caja de la televisión es dios a los ojos del pueblo común, y a ella le creerán más que a un comunero entrevistado por un medio alternativo o por el periodista sensacionalista de canal TVN.

Los caminos van por la prudencia, la paciencia, la perceverancia, la estrategia, la inteligencia, el profesionalismo, la táctica y la empatía que logre el pueblo mapuche con los hermanos mestizos. No de la forma en que los muchachos de la Academia Humanista Cristiana en Santiago atacaron a la PDI. Eso fue un acto criminal, intentar quemar viva a una persona, por más que represente a una institucionalidad repudiable, no puede ser tolerado por quienes amamos la paz y las vías intelectuales de resolución de conflictos. La muerte que haya sufrido injustamente el pueblo mapuche, no da derechos, ni a nadie, de asesinar o intentar hacerlo.

El ataque a la PDI de Santiago, sólo profundiza el conflicto, aleja a la opinión pública y radicaliza los sentimientos de lucha, haciendo más sordos los oídos de los interlocutores.

El Estado por su parte, muestra una subyugación patética a los intereses aconómicos y al conservadurismo facista que alimenta la hoguera de impotencia y resentimiento de una comunidad ancestral que solicita que se le respeten sus tierras ancestrales y sus cosmovisión de la interacción entre el hombre y la naturaleza.

Nuevos liderazgos deberán surgir de ambas partes, con un plan de trabajo en conjunto y sincero, en donde ambas partes denberán entender que la eternalización del conflico es excluyente y doloroso. El pueblo mapuche deberá comprender que los procesos sociales tienen sus costos y que la inercia de tales debe ser contenida y manejada de manera tal que se produzca una simbiosis de ambas fuentes y no un choque de fuerzas. El Estado por su parte, deberá entender que para considerarnos un país unido y desarrollado, el respeto y reconocimiento constitucionales de los pueblos originarios así como también invertir tiempo y recursos en la educación y participación mancomunada del pueblo mapuche es necesario para el nuevo Chile que debemos construir.









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