Si no quieres justicia buscas
miseria, no te importa lo que no es tuyo pero olvidas que todo es nuestro, de
ellos y de cada uno, somos la misma cosa con diferentes partes móviles que
parece desmembrada pero que tiene hilos invisibles que conducen una risa donde
mismo llega el odio, acá estamos hechos del mismo material que no se ve pero
que se siente.
Caminos separados que sólo
apuntan a una misma dirección, no se puede arrancar del futuro común, todo lo
que hacemos es propio y de los demás, cadenas imborrables e indestructibles que
suenan en silencio en los ecos transparentes del destino común que depara a
todo lo vivo y que recuerda a todo lo muerto.
Soy capaz de entender que lo
demás es mío y yo soy de los demás, que no puedo separarme del otro y así el
otro es amo de lo mío. ¿De qué me sirve tener si haré sufrir a quien hace para
que yo tenga?. Tiene sentido aquello que se crea con un fin que no sea hacer
feliz a los otros u otras… acaso se justifica levantar una obra que no obra
para los demás, ningún ego vale la pena si para alimentarlo necesito aplastar
la dignidad de aquel que no se defiende porque me necesita.
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