viernes, 2 de abril de 2010

Un antipoema sismológico y marepotológico


Mi casa tiene buenos cimientos, de sueños y esperanzas
Está clavada a mi vida con estacas de colores y amarradas con zarsas
Tonto el que quiera depojarla de mis recuerdos porque pinchan sus lazos eternos
Muchos dormían en su cama, otros bailaba la borrachera
Otros esperaban a sus amantes o amaban mientras algo esperaban
Mas alguno estaba en la bañera y pocos postrados en la soledad de la amargura
Hay otras casas más altas, algunas son solitarias y muchas sin vida
Uno, dos , tres, cuatro y más pisos, el afán del hombre de llegar al cielo
Y en eso comienza, lo que pareció que nunca termina
Pensé que mi cama quería desacerse de mí, o que la casa quería desacerse de la cama
Fui víctima al inicio de la indiferencia, a pesar de que la tierra quería ser escuchada
Lugo de medio minuto y con la hiperquinecia del suelo en su clímax
la madera y loza comienzan a gritar auxilio de forma estridente
las alarmas de los autos hicieron fiestas con luces de postes y aullidos de animales
Luego lo poco que estaba prendido se apagó y todo lo que estaba apagado se encendió
Hablaron el edobe, algunos edificios, calles y veredas
Pocos frutos maduros quedaron anclados a su madre
De pronto el aire era polvo y la luna el sol
ella tan pálida y más llena que nunca apreciaba el espectáculo
El hombre dejó de ser lo que era y volvió a su naturaleza
qué mejor que correr por la vida para sentir lo que realmente somos
otros no dejaron de ser humanos comunes y corrientes, se fueron a lo ajeno de inmediato
la familia fue el pensamiento único de muchos y los bienes el de otros tantos
Y luego vino la vedette de la madrugada, aquella mujer insaciable y con fuerza atroz
Ella, la Mar, que quería salir a recorrer calles y a jugar con sus barcos
Hija directa de la naturaleza, aún no sabe medir su fuerza ante la inquietud de sus juegos
en su afán decorador cambió la forma de ciudades, la forma de vida y la forma de mirarla
Se llevó algunas vidas distraídas, otras postradas y algunas desprevenidas
dejó hijos sin padres y madres sin hijos y aún así no la odiamos
ella puede darnos y quitarnos todo y la seguimos amando y admirando
Lugo de esta fiesta entre el mar y la tierra aparecieron los malos espíritus
seres ajenos a la bondad y a la humanidad, a pesar de verse como humanos
Ellos dejaron en claro que nos queda mucho camino por recorres como seres de luz
se encargaron de recordarnos lo perdido que estamos como sociedad, mientras la tierra y mar
nos recordaron que así como ellos nos dan la vida, la pueden quitar y lo que es peor
nunca las podremos odiar.

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