jueves, 13 de enero de 2011

COLUMNA "Errores no forzados."



El tenis tiene una muy buena frase para exponer el daño autoinfringido sin que un contrincante se involucre directamente, es el llamado "error no forzado"; puede ser causa de una desconcentración, de una torpeza por ansiedad o por simple falta de entrenamiento en algún tipo de movimiento técnico. Cada uno de los puntos mencionados son perfectibles si ponemos esfuerzo en ello, pero existe una causa que es irremediable, tener un estilo de juego que necesariamente nos haga perder los límites de las reglas o del juego bonito. En estos 10 meses de gobierno hemos tenido una seguidilla de errores no forzados que han puesto en evidencia la ansiedad por parte del poder central y regional de querer ganar el juego con sólo "aces" y a punta de tiros ganadores, siempre se quiere dar el gran golpe, que todo sea premio mayor, pero eso nos lleva a los límites y a cometer torpezas propias de una pubertad política, etapa en la que uno se siente dueño del mundo y de la verdad. Una promesa de campaña arriesgada es muy buena candidata a ser un error no forzado, y el alza del gas en Magallanes es uno importante que hace peligrar el primer set del partido (a cuatro años) de Sebastián Piñera. En los mandos medios de gobierno tenemos más ejemplos de este tipo de errores, encabeza la lista Ximena Ossandón y sus "reguleques" comentarios, y en lo local tenemos a nuestra Intendente J. van Rysselberghe y sus twitteos sobre la concejala Smith. Quizás la nueva forma de gobernar necesite más experiencia o tranquilizarse ante tanta y evidente ansiedad, pero hasta el momento quién más ha dañado y complicado la gestión de gobierno, ha sido su propio estilo de juego.

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