lunes, 19 de noviembre de 2012

Plutocracia: “La Democracia chilean way”




Se me revuelve el estómago cuando escucho a un ConcertAliancista decir sin arrugarse “gozamos de una sana democracia”. Se lavan la cara con yeso sin duda alguna, es imposible no arrugarse al decir tal mentira, pues lo que hay en Chile es una especia de plutocracia, es decir, que el poder político (real) lo ostentan los que tienen grandes sumas de dinero, ellos financian a los mandatarios (las campañas y las coimas) los cuales tienen el deber de rendir cuentas y responder a los deseos de sus financistas. La evidencia de lo que expongo es un elefante en una habitación, imposible no verla; regalamos los recursos naturales, reventamos el mar, explotamos a los más pobres con un retail crediticio desregulado, la banca nos asalta con tasas excesivas, las AFPs se ríen en nuestra cara, las Isapres discriminan a mujeres y ancianos, y la educación (otrora derecho fundamental) es un bien de consumo. La lista de abusos es extensa, pero el punto ya está puesto, nuestra clase política trabaja con esmero para los dueños del capital y eso no es democracia, aunque nos tienen convencidos que así es.

¿Cómo nos pasan el gato por liebre? Simple; se elimina la educación cívica por 40 años, se reduce la calidad educativa de la mayoría, se hace propaganda majadera pro-neoliberalismo mediante los medios de comunicación (Principio de la “Orquestación” de Goebbels), se mantiene al pueblo entretenido con pan y circo (farándula y fútbol, por ejemplo), se nos mantiene bajo una doctrina del shock (Naomi Klein. 2007), se crea una Constitución (validad por los “gobierno democráticos” de la Concertación) a la medida de los intereses del gran capital, la que incluye un sistema de elecciones que asegura siempre un empate de ambos bloques plutocráticos (derecha dura y derecha soft), los protestantes fundamentalistas aparecen como el nuevo “opio del pueblo” (Marx, 1844) que entregan consuelo de -vida eterna- ante la miseria de la vida moderna. Todos estos factores y muchos más son una fórmula perfecta para embrutecer, engañar y dominar a todo un pueblo que cree que, por que existen elecciones, hay democracia. ¿Podríamos llamar democracia a una elección en donde los ratones elijen cuál gato se los va a comer? 

Es evidente que si me ponen como opciones una dictadura militar y un Estado Plutocrático, este último es menos malo, pero no por ello es bueno. No existe democracia perfecta, pero si hay democracias más profundas que esta caricatura que tenemos hoy en día. Si deseamos un gobierno de la polis (pueblo) necesitamos cambiar las reglas del juego, y no hablo sólo de la estructura legal, sino los fundamentos éticos que le dan forma al diseño de la sociedad  y sus instituciones. Valores como la solidaridad, la cooperación, la fraternidad, el humanismo y el laicismo hoy no se representan en la sociedad neoliberal, donde la competencia y el individualismo son las actitudes (anti) éticas que le sostiene. 

Los cambios deben ser profundos pero progresivos, para que se asimilen y se anclen con fuerza en el espíritu de la sociedad. Debemos dar la lucha en el campo de batalla donde perdimos, la conciencia y los valores, construir una verdadera democracia comportándonos de manera contraria al modelo, seamos solidarios, abandonemos la avaricia y la apatía, debemos ser enemigos de la voluntad por la ignorancia y transformarnos en entes educativos y libertarios de conciencia. Todo esto permitirá que el tejido social sea más fuerte y extenso, para que podamos convocar a una Asamblea Constituyente amplia y diversa, donde “zurdistán” y “derechistán” convivan en un espacio de diálogo para que nuevos valores conformen nuestra carta madre y construyamos un modelos socio-económico que facilite la libertad individual pero que al mismo tiempo evite que las aspiraciones individualistas y egoístas se concreten en desigualdad y explotación. Hoy estamos frente a una crisis ambiental y humana, para algunos es un problema que hay que solucionar sin modificar lo medular, para otros es una oportunidad para atacar el origen de esos problemas, lo bueno es que podemos optar hacia dónde apuntar nuestra vida a partir de hoy.

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