martes, 23 de diciembre de 2008

Transparente invisibilidad.


Extraño se siente el ser ignorado. Pero no depende solamente del hecho, sino de quién, dónde y cómo.
Nunca me había detenido a pensar sobre el "ignorar". Hecho tan cotidiano, practicado y internalizado en nuestra vida. Ignorar viene a ser varias cosas, es como una navaja suiza, puede ser una arma, una herramienta, un mensaje y una idea.
Ignorar es un acto que se desprende de la mentira, son hermanos de sangre, familiares cercanos de iniciativas nefastas, cuyo fin puede ser práctico pero en ningún aspecto un hecho bondadoso y virtuoso.
¿Cómo nos defendemos ante esta situación tan poco amistosa? ¿Cómo reaccionamos para minimizar el daño que produce el ser invisible para otros? Escarbo y la respuesta la encuentro en el ego. Ese sector de uno que pone mi valor por sobre el de cualquier cosa o persona, que nos lleva a veces por caminos errados o nos salva de situaciones peligrosamente humillantes.
Para no caer en el juego que desea concretar el que te ignora, debemos primero que nada, ser concientes de que el ignorarte es un acto voluntario de alguien que evidentemente te ha visto y manifestado tu existencia. No te puede ignorar quien no te conoce, eso es un asunto práctico. Imagínense tener que tomar en cuenta a cada individuo que se nos cruza por delante, no podríamos ejecutar absolutamente nada, sin considerar la cantidad de gente que ignorarías por el solo hecho de no dar a basto. Volviendo al tema, y considerando que quien está "viendo" nuestra presencia como un trozo de aire, manifiesta claramente con esa actitud que los que estamos ahí no somo más que un trozo del paisaje acontecido. Ahora bien el daño que esto pude causar se asocia directamente con la necesidad de ser reconocido por quien estamos pendiente que nos considere. Con esto se abre una nueva área en el proceso de "ser ignorado" que es extremadamente relevante, y la definiré como conclusión: el daño de ser ignorado es directamente proporcional a la importacia que le damos a quien nos ignora.
Puedo decir que ser ignorado es una situación particularmente desagradable y penosa, que depende estrechamente del amor propio y del manifiesto interés por quien nos ignora.
Si somos concientes de estas varables, controlaremos un aspecto de las relaciones interpersonales, que afecta directamente nuestro ego.

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