lunes, 17 de agosto de 2009

Pancho... -ni ahí inscribirme pa´ votar-, no me interesa la política

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Estimados amigas y amigos, muchas veces escucho las quejas de ustedes y conocidos varios, por la inutilidad de inscribirse en los registros electorales y creo, lamentablemente, que tienen en parte mucha razón.

Hace 20 años que la asociación de partidos opositores al "gobierno militar" - La Concertación - está a la cabeza del poder Ejecutivo del Estado y parece que no avanzamos nada, o en nada sustancioso que nos diga ¡Wow!. Esto tiene varias causas mis queridos compatriotas, y si me dan unos minutos quedarán en conocimiento de algunos antecedentes que respaldan mis sentimientos y razonamientos sobre la apatía endémica de nuestra población sobre la actividad que rige nuestra vida, la vilipendiada Política.

Lo primero que les quiero decir, es que la política no es el lado oscuro de la vida humana, ni -siempre- una herramienta para el abuso y la impunidad, como lo ha sido la mayoría de las veces la historia de nuestra joven República. Cuando hablas sobre lo aburrido que te tiene la delincuencia, cuando con tu grupo de amigos y familiares analiza la cesantía, los -jóvenes de hoy- y demases críticas y soluciones es hablar de la tan miserable Política.

La política se inicia en el mundo helénico, en la antigua Grecia, y es muy similar a nuestros días. Si leemos a los grandes filósofos de aquellas tierras mediterráneas de hace 2500 años hacia atrás, veremos que la ambición, los egos y el hambre de poder es un cáncer que carcome a nuesta sociedad y -clase política- desde los inicios de la misma.

"- Nuestra nación no perecerá por sí sola, ni por obra de los dioses, si por culpa de nuestros políticos corrompidos por prebendas y coimas. Es la deshonestidad y la arrogancia de nuestros líderes, es nuestro desprecio a la justicia, lo que engendra la guerra civil y toda su ruina y destrucción-"
Solón, arconte de Atenas (siglo VI a.C)

La falta de cuerpos y mentes jóvenes, no así de algunos espíritus, en la casta política de nuestra faja de tierra, los pobres avances en materia de derechos ciudadanos, la venta al por mayor y en ofertones, de las riquezas de nuestra tierra y mares, el conservadurismo religioso, el libertinaje del mercado, las desigualdades sociales y educaciones... no son casualidades, no son "sin querer quierendo" como diría el Chavo, no son efectos naturales de la política. Todo lo contrario, son artificios de modelos de sociedad, de ideologías económicas y filosóficas que son conocidas por los que vamos más allá de la política de la ignorancia cívica social, que es cuna de la formación nacional.

Todas esas cicatrices abiertas, tienen una sola arma que sigue penetrando en la piel y perforándonos los órganos del Estado y desangrando la democracia de cada uno de ustedes, La Constitución de 1980.

"-...nunca se ha desarrollado en Chile un proceso constituyente democrático. Todos los textos constitucionales han sido elaborados y aprobados por pequeñas minorías, en contextos de ciudadanía restringida (como ocurrió con algunas variantes en el siglo XIX) o como resultado de imposiciones de la fuerza armada (como sucedió durante ese mismo siglo e invariablemente en el siglo XX). Las tres cartas principales (1833, 1925 y 1980) tuvieron como parteras a las Fuerzas Armadas que, actuando como “garantes” del Estado y del orden social, pusieron sus fusiles y cañones para inclinar la balanza a favor de determinadas soluciones constitucionales propiciadas por facciones social y políticamente minoritarias.
... Las evidencias históricas demuestran que las Constituciones chilenas han surgido de la imposición militar y de maniobras, generalmente combinadas con el uso de la fuerza armada, de los grupos hegemónicos de las clases dominantes y de la clase política (civil y militar). Exceptuando algunas tentativas abortadas, como la “Constituyente chica” de 1925, la ciudadanía ha sido casi siempre un espectador o un actor secundario que, a lo sumo, ha sido convocado a última hora por los grupos en el poder para respaldar o plebiscitar proyectos constitucionales preparados sigilosamente, pero nunca para participar activamente en su generación."


LA AUSENCIA DE UN PODER CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO EN LA HISTORIA DE CHILE*
Sergio Grez Toso, Doctor en Historia, profesor del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile.


Y esto no es todo, el origen de la constitución del 80 tenía un fondo muy claro, que lo manifiesta elocuentemente Armando de Ramón en su libro de "Historia de Chile, Desde la invación incaica hasta nuestros días":

"[...] La Junta Militar, como en todos los campos en que operó, tuvo el discutible privilegio de modificar de raíz toda esta tradición dicatndo una Carta constitucional que rompía la costumbre jurídica, incorporando en su texto una serie de disposiciones que, como veremos, no tenía otro objeto que perpetuar el régimen político al estilo del general Pinochet y de una parte de la derecha. Es decir, que, a diferencia de la sana doctrina constitucional que ordena y dispone para todos, se impuso al país un texto constitucional que estaba hecho para favorecer a uns parte de la población, dejando a la otra huérfana de apoyo. Esto era posible imponiendo en ella la presencia kmilitar permanenete y poniendo toda clase de vallas para que la izquierda quedase a perpetuidad alejada de toda posibilidad de acceder al poder... Esta modestia y la dificultad de realizar nuevas reformas es lo que ha permitido que a la democracia surgida de 1990 se la haya llamado "protegida" o "tutelada", puesto que los fuertes "amarres" no permitieron a los gobernantes y autoridades hacer otra cosa. Así pasó la primera década de gobiernos democráticos y se mantiene la ilusión de volver a una democracia la habilidad de los políticos logre desatar el nudo gordiano que aún sujeta el progreso institucional de Chile [...]"

Como verás, el cargarle todo el -muerto- a los gobiernos concertacionistas es una postura equivocada en cierto punto, ya que debes considerar que las leyes se modifican en otro poder del Estado, el Legislativo. No es el Gobierno quien dispone de qué ley se aprueba y cuál se rechaza, mas debo decir que dentro de la misma coalición de gobierno hay muchos líderes políticos que se encuentran muy cómodos con los privilegios que les asegura ésta constitución conservadora y elitista.

Para poder modificar la constitución, debemos obtener 3/5 en la Cámara Baja (Diputados) y en el Senado (Cámara Alta) 2/3, sistema único en el mundo, los que le da un poder de veto a los minorías conservadoras parlamentarias (UDI y algunos DC) vetar cualquier modificación progresista, como por ejemplo el rechazo del proyecto que limitaba la cantidad de veces que se podían repostular a los sillones parlamentarios, en dónde sólo faltaron 2 votos para los 72 necesarios para su aprovación.

Preocuparse de los temas de la contingencia nacional, sufragar, y participar de los pocos espacios disponibles, es un deber de quien asume la ambición de pedir un Chile mejor para las generaciones futuras.

Un abrazo a todos... seguiremos en contacto.

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