miércoles, 2 de septiembre de 2009

Política Jurásica v/s Jóvenes Soñadores.



Poco a poco el asunto del envejecimiento del padrón electoral se hace tema cuando las fechas de elecciones se acercan, es decir en un promedio de 2 a 3 veces por década. Fuera de estas fechas es un –problema- que duerme en los laureles del Congreso y la Moneda, hasta el inicio de un nuevo ciclo del trajín político. Pero me pregunto, ¿Realmente les preocupará que los jóvenes no se interesen por la política, que nada concreto hacen para revertir esta situación? A todos los políticos les preocupa el tema de la negación de los jóvenes a ejercer el sufragio, o al menos eso hacen parecer ante los medios de prensa, ponen los ojos en blanco buscando la piedad divina, mientras asumen culpas sin culpa (típico de esta casta), apuntan hacia la vereda del frente, dejando el cadáver de la participación ciudadana donde el vecino.
La política nacional es prácticamente comandada al menos, por un 70% de personas que estaban en la misma situación antes de 1973, que luego de la vuelta de la “democracia”, retoman sus sitiales de privilegios para echar mano al timón de nuestras vidas cívicas, y conducir a Chile hacia el soñado progreso, el de ellos mismos. Desde el último tercio de los años 70´s, no ha sido suficiente (la organización y combatividad de las masas) para neutralizar la ofensiva ideológica y política de la gran burguesía. Ésta ha podido intervenir en un momento en que la conciencia crítica del pueblo respecto al sistema que lo oprime y explota apenas comenzaba a aflorar y sólo en algunos sectores de punta esbozaba una respuesta radical. La burguesía asumió las aspiraciones populares y da ahora su respuesta, que las diluye y deforma, ofreciendo reformas liberales ahí dónde comenzaban a plantearse exigencias de participación, democracia y socialismo.(1)

En Chile en política no avanza nada, o de manera bastante menos progresista de lo que la evolución de las mentes juveniles aspiran. Muchos mocetones anhelan saciar la sed que les provoca las ganas de participar en y por una sociedad más justa, en las decisiones políticas, hacer escuchar su voz, sus ideas, sus sueños y sus propuestas. Mas casi, es imposible hacer que te escuchen por sobre los límites de los contactos directos, la prensa está copada con intereses particulares, corporativos y religiosos. Los medios independientes viven con apnea, con insuficiencia respiratoria, el Gobierno destina prácticamente el 80% de su gasto publicitario a COPESA y al imperio de Agustín Edwards. “Los principales destinatarios de la inversión publicitaria estatal fueron los diarios de la empresa “El Mercurio” (48%) y del Grupo Copesa (29%). Ambos consorcios concentraron el 77%”, de los $1.220.000.000 destinados para tal efecto.(2)

Los esfuerzos de prensa libre son notables y honoríficos en muchos casos y creo que estamos en presencia de un segundo aire, gracias a los medios virtuales que por ahora se escapan de los controles corporativos e intereses mezquinos, valga la redundancia. Los espacios de desarrollo social son de -mano de obra- y simplones, lo que no es malo pues algo es algo, pero las mentes y las concepciones de sociedades mejores son de un carácter más amplio, calador y masivo. El clavo y la pala en los campamentos, el pan y el cafecito en las calles, la ropa usada y el tarro de jurel para los terremotos, le dan pan a quien tiene sed y agua al que muere de hambre, pero estos gestos autocomplacientes de la sociedad de mercado calman la necesidad de solidaridad de los hombres y mujeres que necesitan su cuota de virtud y un pago más para la parcela en el cielo.

La república Chilena va a cumplir 200 años, un bicentenario de montaña rusa política criolla, sube y baja cultural y político que nos recuerdan una y otra vez la inmadurez de nuestra forma de hacer sociedad y del cómo participamos de ella. Tal como lo dicen Armando de Ramón en su libro “La Historia de Chile”, nuestra democracia está regida por una constitución considerada por muchos como espuria que “hace resurgir los viejos usos constitucionales, las virtudes y los vicios que existían desde principios del siglo XIX, todos negándose a desaparecer luego de casi doscientos años de funcionamiento”.(3)

Cuando se habla que los jóvenes no se interesan por la política, creo que se comete un error. Los jóvenes sí se interesan por la política, lo que sucede es que no son atraídos por la forma jurásica de administrar y hacer la política que tienen nuestros imperecederos políticos. Ellos, los jóvenes, hacen política y sociedad a su manera, en los pocos espacios que les da nuestro sistema. Cada vez que se abren oportunidades de solidaridad que requieren cierto grado de compromiso por el bien común, esa actividad se copa, se llena de manos y sueños. Es cosa de ver propuestas alternativas que abarcan un amplio espectro de motivos; religiosos, sociales, ideológicos, valóricos entre otros. Nadie puede decir que los muchachos y muchachas no están en nada. El problema es que no están dónde también los necesitamos, en las urnas. Las ideas nuevas no tienen respaldo cívico, el padrón electoral cada vez es más anciano y por malformación humana más conservador, más moderado y más resignado.
Los jóvenes no se inscriben, porque creen con razón, que sólo son considerados para estas fechas, luego dejan de ser materia prima electoral y pasan a ser los mismos mocosos que no –saben nada de la vida- y que sólo cuando sean “grandes”, verán las cosas como realmente son.

Este desinterés por la participación ciudadana tiene un componente que es esencial a mi punto de vista el más importante factor causal de todo este escenario, la falta de educación cívica en la escuela, que va de la mano con una generación de padres que han sido castrados en su necesidad de alzar las voces. En los programas educacionales de gobierno, no hay espacio para la –formación- de ciudadanos, para las teorías políticas, para entender el modelo de sociedad ni nada de eso. Así los jóvenes salen de sus aulas al mundo con la mente llena de humo y luces de simplicidad absorta en lo que el modelo requiere de ellos. Obediencia al consumo, materialismo puro, pérdida de capacidad de crítica, apatía social, individualismo, exitismo y conformismo pro-asistencialismo. Eso es lo que genera nuestra educación, perpetuidad de estratos sociales, incapacidad de comprender los procesos de la comunidad y de aplicar sus derechos frente al modelo neoliberal.






1 Ruy Mauro Marini. “La Lucha por la democracia”. Pensamiento crítico Latinoamericano. Publicación de Le Monde diplomatique. 2008. Editorial Aún creemos en los sueños.

2 Informe de la comisión especial investigadora sobre avisaje del Estado.
(http://www.camara.cl/pdf.aspx?prmID=59&prmTIPO=INVESTIGAFIN)

3 Armando de Ramón. “Historia de Chile, Desde la invasión incaica hasta nuestros días”. 2006. Editorial Biblos.
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