martes, 5 de febrero de 2013

DESARROLLO SÍ, PERO COLECTIVO Y PENSADO EN EL BUEN VIVIR





El motor del capitalismo es la codicia y el poder. El neoliberalismo es la desregulación ideológica de los mercados para que la clase dominante pueda hacer negocios (emprendimientos les llaman ahora) sin vigilancia ni garantía de bien común. Así es como se explican los abusos de las ISAPRES, de las AFP´s, el saqueo de los recursos naturales, etc. La lista es larga y conocida.

La ideología capitalista expone que el desarrollo humano, incluyendo el científico y tecnológico, es producto de la competencia y del individualismo, del afán personal de tener más dinero y ser exitoso ascendiendo de estrato económico (a lo Golborne). Así pues, el acento del -desarrollo- está en que el Estado Subsidiario (impuesto por Pinochet en 1980 y mejorado por la Concertación) empuje el negocio privado con aportes públicos, o sea, los impuestos de la clase trabajadora financian a las empresas que luego cobrarán por nuestra salud, educación, energía, etc. Así crecen las cifras económicas a tal punto que hoy el ingreso promedio por persona (per cápita) en Chile es de unos u$18.000 anuales, es decir unos ¡$750.000 mensuales! Suena fenomenal en las noticias y en las portadas de los diarios, pero no se expone en los pasquines de COPESA y de Agustín que más del 50% de los trabajadores en Chile gana menos de $220.000 mensuales y si tiene que mantener a una familia de tres personas esa comunidad humana viviría con un per cápita de $73.000 mensuales. ¿Dónde están los otros $677.000 que le corresponde a ese trabajador según las cifras macro-económicas? Miente, miente que algo queda.

Lo que no saben las personas capitalistas y neoliberales es que existe otra ética, una que ellos no (re)conocen por temor de perder sus privilegios de clase, o mejor dicho, por temor a tener que enfrentarse a ellos mismos, con su realidad humana carente de afecto, seres vacíos que se sustentan artificialmente en la exclusividad que ofrece el ser rico, temido y famoso. Para los que exponen que internet, o las computadores existen gracias al capitalismo, les invito a que lean algo de historia o si les da flojera, que lean algo sobre la ética hacker como para comenzar a entender que no todo el mundo tiene inseguridades que le lleven a desear todo lo que tienen los demás o a solventar su infelicidad en las cosas, como promueve este sistema mediante la televisión.

El desarrollo es fundamental para que la humanidad progrese pero ¿progrese hacia dónde?
El desarrollo es fundamental para vivir mejor ¿qué es vivir mejor?
¿Qué es lo que buscamos cuando decimos que queremos ser un país desarrollado?

Los seres humanos somos criaturas con necesidades físicas y también espirituales dentro de un espacio colectivo (ser social), en el sentido que deseamos y buscamos nuestra felicidad en los otros y con los otros. Bajo este prisma el crecimiento de la civilización humana no se centra en que podamos tener cosas más caras y exclusivas (qué tontera más grande e inútil para el colectivo humano que querer ser especial por lo que soy capaz de comprar), sino un crecimiento en base a lo útil y colectivo.

No les parece extraño que para el 2013 la humanidad siga viendo espectáculos macabros de millones de niños muertos de hambre, de sed o de enfermedades que se tratan con una simple píldora que venden en las farmacias. No les parece extraño que algunos países boten día a día la comida que les sobra, mientras otros, a unos pocos kilómetros, vivan prácticamente de la basura y de la caridad de otros seres humanos. ¿Es entendible que con todo el avance robótico, electrónico y mecánico hoy en día tengamos que seguir trabajando ocho horas o más para poder comer y vestirnos? ¿De qué nos ha servido el -desarrollo- en los últimos 70 años si las cosas no han cambiado en esencia? ¿Somos más felices que nuestros padres, tenemos más y mejores valores, tenemos más tiempo para amar y ver crecer a nuestros hijos e hijas, somos una mejor sociedad?

Para dar un ejemplo del desarrollo neoliberal, en un modelo capitalista neoliberal las universidades (centros de generación de conocimiento humano)  deben competir entre ellas para captar clientes (alumnos), por lo cual sus esfuerzos se concentran en la propaganda y no en la investigación. Cuando una universidad tiene un avance para la humanidad o tiene condiciones únicas para desarrollar un área del conocimiento, en vez de buscar apoyo en otros centros de estudios, se encierra sobre sí misma, evitando que su “exclusividad” se pierda, pues para atraer nuevos estudiantes debe la universidad ofrecer algo a cambio… ¡la mejor en medicina!, ¡la mejor en arquitectura!, ¡la mejor en ingeniería! ¿Se imaginan lo que podría suceder si las mejores universidades y centros de investigación compartieran sus conocimientos y se dieran apoyo mutuo? Maravilloso sería, pero no, el énfasis está puesto en la competencia, es decir, en aislar a los individuos para que traten de destruirse mutuamente y con ello -quede lo mejor-.

En nuestro país el desarrollo consiste en la destrucción de los recursos de la madre tierra, se sustenta el -crecimiento económico- en la contaminación de los ríos que nos dan de beber, del mar que nos da de comer y del aire que nos da de respirar. El desarrollo chilensis y global (el capitalismo neoliberal se impuso mundialmente a la fuerza armada y política a mediados del siglo XX) se sustenta en la mantención de grupos humanos destinados, por su contexto, a ser mano de obra, a ser el motor del crecimiento del 1% de la población. 

Propongo que paremos la máquina y reflexionemos, que pensemos que quizás es mejor tener tiempo para ver a los amigos que trabajar para pagar un celular caro para enviarles un mensaje de texto, propongo que ahora mismo pensemos qué será de Chile cuando el cobre se acabe o se invente un sustituto sintético, propongo que pensemos qué es lo más importante para nosotros, como individuos y cómo especie, busquemos el sentido a la vida y no a las cosas, reflexionemos sobre hacia dónde queremos ir como civilización, cuáles son los valores éticos que deseamos dejar como herencia a las futuras generaciones, que miremos hacia atrás y evaluemos qué debemos cambiar para que cado uno de nosotros sea feliz.

Lamento decirles a mis amigos y conocidos capitalistas que otro mundo posible, uno en que todos tengan viviendas dignas, para comer y beber, donde el valor de la cooperación sea el motor que impulse al espíritu humano en la búsqueda de nuevas fronteras científicas y tecnológicas. Una sociedad en donde nadie tiene interés de ser más y mejor que el resto, sino que tiene el interés de ser más y mejor que sí mismos, donde la educación sea un garantía para todas las personas, la mejor educación posible para cada uno de los miembros de la comunidad humana, donde el esfuerzo personal sea una pieza fundamental para la felicidad y la dignidad de los demás. Es posible una nueva sociedad con otros valores y ética, donde la solidaridad, el amor por los demás, la cooperación y la reciprocidad sean los ejes que nos motiven a levantarnos cada mañana, a saber que nuestras horas de trabajo no son para sobrevivir en esta selva de competencia y codicia, sino para hacer vivir la humanidad en el gozo y la libertad de tener tiempo para tocarnos, abrazarnos y poder mirar a los ojos a cualquiera y darles las gracias por lo hace, por existir.

Voy por ello.

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