jueves, 18 de abril de 2013

LA LIBERTAD ¿CÓMO LA ENTENDEMOS EN UN NUEVO CHILE?


Una de las características esenciales del humano es su capacidad innata de decidir mediante el don de la razón, de tomar opciones frente a los escenarios de la vida. La libertad es nuestro poder de transformación voluntario, de perfeccionamiento interno para luego modificar nuestro entorno de manera física o metafísica. A lo largo de la historia la raza humana ha demostrado que cuando no hay libertad bien vale arriesgar la vida para conseguirla, pues sin libertad, sin esa capacidad de decidir nuestro presente y por ende las consecuencias futuras supuestas, la vida carece de sentido para quienes gozamos del derecho de ser señores de nuestro propio destino.
Hoy se habla mucho de “Libertad”, pero desde el punto materialista, una visión economista de la -libertad de elección-, decidir lo que tengo que consumir como humano. Así pues, hoy la libertad más que nada tiene que ver con lo que soy capaz de comprar, dado que la vida moderna ha puesto a las cosas como centro de todo, perdiendo la orientación humanista del siglo de las luces, que nos liberó de la opresión de la dictadura religiosa de la edad media. Al ser la libertad la capacidad de optar entre artículos o servicios de consumo, queda ésta limitada al poder económico del individuo, es decir, mi amplitud de libertad tiene directa relación con lo que soy capaz de comprar. Si la educación y la salud son bienes de consumo, ya no son un derecho y por ello, ideológicamente lo que se posiciona como valor central es la posibilidad de “optar” dónde estudiar. Pero como dije anteriormente, como esta libertad economista se sustenta en la capacidad de pagar que se tenga, sólo los que cuentan con el dinero suficiente tienen verdadera capacidad de elección, y ellos son una minoría social en un país donde la gran mayoría sobrevive mensualmente con sus magros sueldos.


Todos los seres humanos necesitamos elementos básicos para existir en el mundo moderno (salud, educación, alimentación, techo y educación) y la asociatividad de nuestra especie se produce porque juntos somos más y mejores que solos, y es la capacidad de cooperar entre pares es lo que nos ha mantenido como especie dominante, dado que el -sentido de competencia-, por lógica, nos llevaría a un eterna destrucción mutua. Entonces, qué libertad queremos si la visión materialista nos lleva a devorarnos entre nosotros pues no obliga a competir y vencer a otro.
Si volvemos a poner el acento del desarrollo en el ser humano, y nos concentramos en avanzar mirando la felicidad del otro como meta ideológica, el sentido de la libertad cambiará, pues ya no será sobre lo que puedo tener, sino sobre lo que puedo dar como persona en la sociedad que construye en comunidad. Si queremos otro Chile, más fraterno, humano, solidario y consciente, no podemos seguir dejando que nos domine la visión actual de libertad económica, pues sólo nos lleva a un engañoso bienestar en el que olvidamos la parte espiritual de la vida, como son el amor y la amistad, y cómo no, también esa libertad de poder decidir y cambiar el cómo nos tratamos.

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